
Sony ha comenzado a probar un nuevo modo de bajo consumo en su consola PlayStation 5. Esta función, que en principio promete reducir el gasto energético, ha generado un intenso debate por las implicaciones que conlleva en términos de rendimiento y experiencia de juego.
Aunque inicialmente se anunció que el modo ahorro mantendría aproximadamente el 90% de la capacidad total de la PS5, la práctica ha revelado una realidad muy diferente. Pruebas recientes han demostrado que, al activar esta modalidad, muchos títulos pasan de ser plenamente jugables a presentar problemas serios de rendimiento. Especialistas como Digital Foundry han sido claros: la reducción en el ancho de banda de la memoria afecta directamente la fluidez de los juegos más exigentes.
Este modo funciona limitando varios aspectos clave del hardware:
- Procesador con solo 8 hilos activos.
- Tarjeta gráfica con 2.304 núcleos de sombreado, operando un 20% por debajo de la frecuencia máxima original.
- Memoria RAM compartida que baja a la mitad del ancho de banda habitual (7 Gbps).
A pesar de estas limitaciones, el ahorro energético generado es mínimo, y no se traduce en una reducción significativa en la factura eléctrica. En consecuencia, utilizar este modo como herramienta de ahorro resulta poco atractivo para los usuarios finales, sobre todo considerando el sacrificio de calidad gráfica y rendimiento en los juegos.
¿Por qué Sony ha integrado esta funcionalidad?
El motivo detrás de esta inclusión va más allá del consumo doméstico. El verdadero propósito parece ser ofrecer a los desarrolladores una base sobre la que comenzar a diseñar y optimizar títulos para una posible futura consola portátil: la tan rumoreada “PS6 portátil”.
Aunque no se trataría de una PS6 propiamente dicha, esta nueva plataforma estaría prevista para lanzarse entre 2027 y 2028. Se espera que tenga menos potencia que la PS5, pero incluiría innovaciones técnicas que podrían compensar su menor capacidad gráfica. En este contexto, el modo de bajo consumo sería una especie de simulador de rendimiento, ofreciendo a los estudios una herramienta para ajustar y preparar sus títulos de cara a un nuevo ecosistema hardware.
Desde el punto de vista estratégico, Sony estaría adelantándose al proceso de transición generacional, permitiendo que el catálogo futuro ya esté optimizado para el hardware que está por venir. Para los desarrolladores, esto representa una oportunidad única de experimentar con especificaciones reducidas, algo esencial si quieren asegurar que sus juegos funcionen correctamente en el nuevo dispositivo portátil.
Conclusión
Aunque el modo ahorro de energía en PS5 no sea la solución ideal para reducir costes energéticos, podría estar cumpliendo una misión clave en la evolución de la línea de consolas de Sony. Lo que para los usuarios parece una pérdida de rendimiento, para los desarrolladores se convierte en una ventana hacia el futuro del gaming portátil.
Con esto sobre la mesa, resulta evidente que estamos ante una fase de preparación para lo que podría ser una nueva revolución tecnológica en el universo PlayStation.